Tras el anuncio de su progenitor, ella encaminabase dichosa y anhelante al encuentro del soberano, fuente de codicia. No concebía explicación, sino que estaba obstruida. Habíase propuesto olvidar los recuerdos de su infancia en Áulide, para emprender una vida de gloria junto al magnánimo. Ciega de razones, tanto así que nunca esperaríase el anatema de Artemisa, mucho menos, la traición del propio padre.
Monsieur Magnifique
3 comentarios:
La eterna lucha entre la dualidad de sentimientos.
Un abrazo.
Disfruto mucho el como en una breve entrada cuentas una gran historia, provocando nuestra imaginación.
¡Un gran abrazo!
Un listón muy alto, Mariano, aunque ese "esperaríase" no me acaba de convencer del todo.
Saludos
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