Un título es de suma importancia. El nombre de algo es un atributo inherente que le da identidad a algo. Es en mi caso el deseo de despojarme de este seudónimo tan cretino, pero no hasta tener absoluto goce de la independencia personal. No obstante, la identidad se arropa de un rótulo que, junto con las virtudes y cualidades individuales, se diferencian unas de otras.
Recalco nuevamente el uso de las palabras. Si en una costa camináramos y las olas espumosas acariciaran nuestros pies, observaríamos los pequeños granos de arena moviéndose hacia un lado y hacia otro. Aquellos copos son tantos como lo son las palabras que hay en el mundo: desde antiguas en el Mediterraneo, cruzando Eurasia, explorando las hojarazcas americanas y arribando a los neologismos imperialistas. Palabras oímos, palabras decimos, palabras inventamos (me considerizo un gran invencionador de palabras).
Imagino un inmenso prado verdusco, surcado por un río de vocablos. Una arboleda con hojas multicolores, cada una con una o varias expresiones escritas en ellas. Un edén con animales conviviendo en absoluta paz, donde no hay dominantes ni dominados, donde la armonía prevalece entre los seres claros y oscuros, grandes y pequeños [...] Donde el aire que se respira purifica las almas de los vivientes y los inspira a hablar, escribir, expresarse. Un lugar donde el diálogo entre los seres cesa los pleitos y las hostilidades y expande la concordia. Un sitio en el que el sol siempre resplandece y la oscuridad se esconde tras altos montes de nieves eternas.
Rescato, además, la figura del artista: un ser de pasiones, vehemencias y entusiasmos. Hasta nuestros tiempos posmodernos, admiramos a Orfeo como un héroe griego. Sin embargo, aquel título no fue logrado con escudos, yelmos y cabalgaduras; sino con un manejo de las palabras tan sutil y encantador que las han convertido en un arte. De la cultura helenística desciende el mundo, la historia y la cultura; y por ella comienza este Blog.
Fueron aquel elíseo, aquellos artistas y grandes personas que debemos admirar y, principalmente, las palabras... los que me llevaron a llamar a este espacio "El Jardín de Orfeo".
5 comentarios:
Creo que el titulo nos es tan importante, lo realmente es la grandeza de las palabras que nacidas desde un alma sincera se convierte en hermosura literaria y entonces quien lo lee, se hace poseedor de las palabras le va dando sentido desde su mente, puede pasar que se quede hipnotizado perdido en el tiempo que las palabras le secuestren en su vida.
Aunque como explica el porque el titulo de este blog me parece muy coherente tus palabras.
Que las bellas palabras sean el camino del amor entre las personas.
Los títulos importan, pero más importante es el significado. Muchas gracias por tomarte tu tiempo para leer. Sos bienvenida al blog cuando quieras.
Bueno, veremos de qué se trata este jardín, por lo pronto, bienvenido a este mundo y suerte.
Acabo de leer esta entrada y me pareció maravillosa. Buena suerte con este blog y ¡bienvenido! (yo también soy algo nuevo en este mundo)
Curiosamente, una de mis novelas se titula Las lágrimas de Eurídice, Monsieur.
Un placer.
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