martes, 30 de marzo de 2010

Teoría Nominalista-Magnificista

Documento NO literario - Carácter Deductivo.
A mi Triple M

Desde la concepción, se nos determina un lugar y una función especial que nos marcará a lo largo de la vida. Asímismo, los grupos de pares y el medio en que vamos creciendo día a día puede también crear nuevas metas, objetivos, sitios. No obstante, un gran cuestionamiento atenta a estas líneas: "¿Quién nos dice cuál es nuestra función?". Respuesta: "Los nombres".

El lenguaje es la herramienta fundamental para poder comunicarnos, expresarnos, ser. Si bien no digo nada nuevo que grandes como Saussure, Pierce e incluso el mismísimo Platón no hayan dicho, remarco muchos de sus postulados y agrego una pizca de los míos.

Volviendo a mi morada en el colectivo línea 378, observaba la oscuridad de la ciudad por la ventanilla. Tenues faroles. Me imaginé gritando la palabra "faroles", y supuse las miradas de la gente observando a los mismos por el vidrio. Pensé: si grito "colectivero" o "chofer", el señor que conducía seguramente tornaría a observarme. Cualquier palabra que yo emitiera, sería imaginada por quien me escuchara. "Árbol, banco, sombra, calle, automóvil, mujer [...]". No es nada nuevo lo que menciono, ya se me adelantaron diferentes teorías lingüísticas y semióticas. Pero este viaje me llevó a deducir algo más...

Cuando arrivamos al mundo, nuestros PADRES nos llaman HIJOS. Ellos cumplen una función, función de PADRES: nos crían, nos educan, nos regalan amor, entre otros. De tal manera, los HIJOS también tenemos obligaciones: obedecer a los padres, aprehender lo enseñado, hasta incluso la obligación de cometer errores y hacer travesuras. Los ABUELOS, que a su vez son PADRES, realizan diferentes actividades con sus NIETOS y sus HIJOS.

La relación con los HERMANOS es especial: incluye fidelidad pura, compañerismo pleno e incluso el deseo de pelea o discusión, sumamente natural. Son ellos nuestros pares y los que siempre estarán presentes para ayudarnos.

Crecemos, maduramos, y adquirimos nuestros primeros COMPAÑEROS DE COLEGIO. Con ellos, nos comportamos de ciertas formas que son diferentes a las que utilizamos con los llamados AMIGOS. Algún día escribiré sobre los amigos, pero no es un tema primordial aquí. Con los amigos se llega a un nivel de confianza. Nacen así los MEJORES AMIGOS, que (en mi opinión) no ocupan el mismo lugar que los AMIGOS, y por ende el trato con ellos debe ser diferente. Así pueden surgir variados roles: ENEMIGOS, COMPAÑEROS DE TRABAJO, VECINO, AMIGO DE UN AMIGO, PRIMO LEJANO, COMPAÑERO DEL JARDÍN DE INFANTES, E-PAL, LECHERO, etcétera... Pero cada uno con un lugar especial y una función a realizar, determinada por su NOMBRE.


De forma lamentable, llega un momento de la vida en que descubrimos a los rótulos como tautologías sin valor, vacías, llenas de nada. Sin objeto, cadencia, musicalidad ni contenido. Como afirmaron alguna vez: "Permanece primitiva la rosa de nombre, conservamos nombres desnudos”


Monsieur Magnifique



lunes, 15 de marzo de 2010

La bella Gretel

NOTA del autor: Revolviendo papeles arcaicos, encontré este breve <cuento infantil> que escribí unos cuántos años atrás. Me pareció algo tierno e inocente, por lo que quiero compartirlo con Uds. Gracias

Había una vez, en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Aurora, quien había sido criada por tres cerditos desde su infancia, ya que una bruja la había maldecido al nacer. La profecía anunciaba que al ser ya adulta, se lastimaría el dedo en una rueca, quedando dormida para siempre.
Una soleada tarde, su padre, llamado Giepetto, encontró una pura beba en la puerta de su casa. Él decidió criarla y bautizarla con el nombre de Gretel. Así pasaron los años. Gretel y Aurora crecieron de forma paralela sin conocerse la una y la otra, sin saber quiénes eran.
Siendo ambas ya adultas, Giepetto y los tres cochinos decidieron juntarse a charlar. Fue al final que decidieron reunir a las hermanas y explicarle cómo había sido la verdadera historia.
Gretel y Aurora formaron un poderoso vínculo, eran verdaderas hermanas.
Una noche, en medio de una cena familiar, la malvada bruja se apareció e hipnotizó a Aurora para que tocara una filosa aguja que hizo aparecer. La maldición se cumpliría.
Segundos antes de que esto ocurriera, fue Gretel la encargada de tomar a Aurora de los hombros. Nunca se sabrá qué le dijo al oído a su hermana, mas sea lo que sea que haya sido, hizo que las orejas de Aurora crecieran de una forma descomunal. Al agitarlas, su cuerpo se elevó. Tomó a su hermana de las manos, y se alejaron de la malévola mujer.
Gretel le arrojó unas habas mágicos que tenía en un bolsillo de sus ropajes. Una enorme planta creció de repente y atrapó a la bruja en sus ramas. Finalmente, la demoníaca señora fue enviada al calabozo y Aurora y Gretel vivieron felices para siempre.



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