domingo, 28 de febrero de 2010

La taza de té


Cómo podría enojarme contigo, si eres el aire que llena mis pulmones cada mañana y me empuja a seguir cada día. Nunca serás objeto de mi odio y mi rencor, mas aún no comprendo por qué esa taza de té fue obsequiada con tanta cautela. Ahora te protejo desde aquí.



Monsieur Magnifique

jueves, 18 de febrero de 2010

Soneto a la Eternidad



Agradezco esos segundos de mi vida,
en los que sentía que yo volaba;
era amor quien pululaba,
era sin él por quién yo me moría.

Agradezco de dicha momentos,
mas ahora sin ellos me acongojo;
de tu comitiva ya me despojo,
mas el cese es duro y violento.

Toda mi vida te recordaré,
sinun ínfimo instante olvidarte;
sí, toda mi vida te soñaré.

Toda mi vida te recordaré,
pese a los contrarios sentimientos;
sí, toda mi vida te amaré.


Monsieur Magnifique

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cartas de Rosa y Manuel (II)

Nairobi, 30 de mayo de 1999

Querida Rosa:
Es grato escuchar de vos y de cómo van las cosas por casa luego de tanto investigar y cavar aquí. Los días son tórridos y asfixiantes y las noches, en cambio, gélidas y frías. Por ello, muchos de los miembros de la expedición han caído en gripes y resfríos. Yo aún sigo en pie. Viejo y fuerte ¿no?
La dicha de haber sido nombrado Jefe no me quita el sentirme lejos. Te extraño. Te extraño como a la vida misma. Tus comidas, tus saludos, tus gestos y tus vestidos. Extraño el despertar cada mañana a tu lado, acariciar suavemente tus camisas de seda y despedirte al ir a trabajar. Cuando menos lo imagines estaré de regreso, aplaudiendo en la puerta de casa con los ojos humectados para que me abras la puerta y me recibas con un cálido abrazo.
Si necesitás plata, acordate del escondite de la casa. Allá, atrás de la maceta de la ventana del galpón. Creo que algo hay, si es que los chorros no se la llevaron aún. Igualmente, no lo creo... con esto del "pesodolar" deben estar por Europa los pícaros.
En cuanto a Julián, es triste. Sabemos que él es así, sin embargo. No hecho culpas a la educación que le brindamos, ya que fue la misma que nuestros padres nos dieron... y salimos derechitos ¿no? Él es nuestro hijo, y nunca dejará de serlo; al igual que nosotros somos sus padres. Deberíamos estar orgullosos de él, de las oportunidades que la vida le da y del éxito que está teniendo en su empresa.
Concluyo mi carta, mi amor. No faltará mucho para que recibas otra más. Deseo pronto poder encontrar algo luego de tanta búsqueda, y estar de regreso saboreando tus celestiales rabioles, como cada domingo. No dejaré de pensar en vos, rubí.


Tuyo siempre
Manuel
Related Posts with Thumbnails